Botox y Baby Botox
La toxina botulínica (Botox) es una proteína capaz de relajar los músculos en los que se aplica.
Es un tratamiento indicado para tratar las arrugas de expresión (principalmente del tercio superior del rostro), arrugas que se van acentuando con el paso de los años, visibles incluso cuando estamos relajados. Para evitar que se lleguen a marcar arrugas profundas y definitivas, es fundamental tratarlas lo antes posible. Relajando el músculo, pero manteniendo la expresividad del paciente.
El botox se administra con una aguja muy fina, por lo que en la mayoría de los casos no precisa anestesia previa. Los efectos se aprecian a partir de las 72 horas, llegando a obtener el efecto final a los 15 días de la aplicación y pueden durar de 4 a 6 meses, dependiendo de la gesticulación de cada persona.
En caso se dejará de aplicar Botox, por la causa que sea, el rostro no caerá de golpe, sino que envejecerá progresivamente de forma natural. Si el paciente ha utilizado Botox durante varios años, se le formarán menos arrugas que a una persona que nunca lo haya utilizado, es decir, sus arrugas serán en menor cantidad y menos marcadas.